¡Hola! Hoy quiero presentarles una historia preciosa titulada Juego sensual de la autora Sara Jennings (pseudónimo utilizado por la escritora Maura Seger). Esta novela fue publicada en 1987 dentro de la colección Violena (¡qué colección maravillosa!).
Karla, la protagonista, es primera bailarina y coreógrafa. Como favor a un amigo, acepta dar algunas clases de danza clásica a un equipo de fútbol americano para ayudarlos a mejorar su coordinación. Lidiar con un grupo de jugadores renuentes no será tarea fácil para Karla, pero más difícil para ella será vencer la atracción que siente por Mac, el defensor estrella del equipo.
Por su parte, Mac -que no es indiferente a la presencia de Karla- decide desplegar todo su encanto para ganarse un lugar en su corazón.
❣️ ¿Qué me gusta de la novela?
La personalidad de ambos protagonistas. Me encantan los personajes que no dudan ni titubean en sus acciones. Karla está resuelta a no dejarse apabullar por ese equipo de deportistas que cada día la pone a prueba. Y Mac, en lugar de esconder lo que siente, está decidido a ahondar en los sentimientos que ella le despierta.
📖 Para cerrar, les comparto un fragmento de la novela:
Cuando cuarenta y cinco minutos más tarde hizo un alto, los trajes de entrenamiento de color gris estaban veteados de sudor y había miradas perplejas en los ojos que la observaban.
Karla reprimió una sonrisita de triunfo al comprender lo sorprendidos que estaban todos ante el vigor y el esfuerzo requeridos por los ejercicios de entrenamiento.
Mac se mostraba tan fresco como si sólo hubiera corrido unas cuantas vueltas alrededor del campo de deportes. De hecho, parecía estar listo, deseoso y capacitado para continuar así todo el día.
Lanzándole una sonrisita irónica, él dijo arrastrando las palabras: -¿Eso es todo? Empezaba a calentar mis músculos.
-Me alegro -le respondió ella, agria-. Entonces todos estarán en perfectas condiciones mañana cuando comencemos a trabajar en serio.
Los hombres gimieron al oírla leer detalladamente el programa de ejercicios de entrenamiento que tenía preparado para el día siguiente.
-Una hora todos los días, caballeros. A la misma hora y en el mismo lugar. - Recogió su toalla, la deslizó alrededor de su cuello y enfiló al vestuario privado que le habían asignado para su uso personal. Al llegar a la puerta, se volvió por un momento y les sonrió compasivamente: -Si algo puede consolarlos, de aquí voy derecho a mi clase de ballet y a una práctica de entrenamiento de verdad.
-Debe estar hecha de acero, señora -murmuró uno de los hombres. Karla lo escuchó y rió, pero no se volvió. Considero que había logrado un triunfo después de ese comienzo tan difícil, de modo que no quería forzar más a su suerte.
Mac, pensativo, la vio alejarse, sus ojos se clavaron en las largas piernas esbeltas y en la curva de su trasero. Una sonrisa irónica iluminó sus ojos. Ese cuerpo delgado y cimbreante era notablemente diferente a los voluptuosos que él elegía habitualmente, sin embargo, el agrado que le provocaba era mayor del que él hubiera podido anticipar. Quizá sus gustos estaban cambiando.
Era una idea interesante, pero en estos momentos él tenía que ocuparse de cosas más apremiantes. En cuanto ella hubo desaparecido del gimnasio, Mac aflojó su cuerpo y se recostó contra una pared evaporándose así su pose de macho bravío y resistente.
-¡Mil demonios, me duele en lugares que ni sabía que tenía!
-Dijiste que empezabas a caldear tus músculos - le recordó un compañero del equipo, bromeando.
-¿A quién tratabas de impresionar, Mac? ¿A la pequeña dama?
-Esa pequeña dama -musitó él-, hace que un sargento de caballería parezca una niña exploradora. - Sacudió su cabeza, aturdido. Lo que lo dejaba tan perplejo era que alguien tan suave y bonita pudiera ser tan voluntariosa y resistente.
La aparición de la joven lo había golpeado con la fuerza de una tonelada de ladrillos sobre su cuerpo. No había estado en absoluto preparado para esa deslumbrante combinación de belleza, de inteligencia y de gracia que ella representaba. Su primer impulso había sido protegerla.
La gran sorpresa había llegado al descubrir que ella no necesitaba su ayuda. El comportamiento de Karla había sido pasmoso. No sólo era la cosa más excitante que se hubiera atravesado en su camino en mucho tiempo, sino que además tenía unas agallas realmente asombrosas.
[…] El rostro de Karla flotó ante él. Ella era algo raro. Cómo era exactamente, no podía decirlo. Pero tenía el presentimiento de que lo averiguaría.
🔗 Si quieren conocer más sobre esta historia, pueden consultar su ficha completa en nuestro sitio web:
🗂️ Juego sensual - Sara Jennings
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