✨ ¡Hola! En esta oportunidad quiero compartir una de mis novelas “antiguas” favoritas: Santo y pecador, de Prudence Martin, publicada en 1987 dentro de la colección Violena.
Pero el antiguo “chico malo” del pueblo ha cambiado, y Beth Rasmussen está dispuesta a darle una segunda oportunidad, así que le ofrece un puesto en el almacén Artesanías Creativas.
Mientras Kaler es tratado con recelo por el resto de los trabajadores y los vecinos del pueblo, Beth intenta acercarse poco a poco, para derribar la barrera invisible que él ha levantado a su alrededor.
“—Fuimos juntos a la escuela secundaria —explicó la joven con prisa.—Había una Rasmussen —recordó él—. Pero yo creía que su nombre era…—Marilyn —acotó ella—. Nosotros no estábamos en el mismo año. Usted estaba en la clase de mi hermana mayor. Yo estaba tres años atrás; era una novata cuando usted ya estaba en el último año.[...]—Usted no se parece mucho a ella —comentó él.—No, no me parezco en nada, ¿verdad? Pero, por otro lado, no me parezco a nadie de mi familia, según me dicen. Todos tienen el cabello más tirando al castaño que al rubio, y yo soy más rubia que castaña y… —Beth se detuvo abruptamente. Estaba parloteando nerviosamente y sin sentido, y lo sabía. Peor aún, sabía que él también lo sabía.—Rubia no —la corrigió él—. Dorado pradera.Beth lo miró, confundida. —¿Cómo dijo?—Su cabello. Es como la hierba de la pradera en agosto.”
📖 Para cerrar, les comparto un breve fragmento de la novela:
-Algo debe haber cambiado - insistió ella -. De otro modo, ¿por qué no me deseas?
- ¿No desearte? - La tomó por los hombros y la separó, estudiándola como si acabara de descubrir que era un policía secreto -. ¿No desearte? - repitió, alelado.
Ella bajó la cabeza y siguió llorando.
- Mi Dios, ¿no te das cuenta de que estoy penando y muriendo por el deseo que tengo de hacerte mía? Soy una llaga viva por el deseo. Te he deseado tanto, por tanto tiempo, que sólo un hálito de tu perfume, ¿qué digo?, ni siquiera eso. Sólo con pensar en ti me vuelvo loco. Sólo con ver tu sonrisa en mis fantasías o recordar tu sonrisa me excita hasta el delirio.
Levantando la cabeza, Beth lo miró boquiabierta. La sinceridad de sus palabras era más que tangible.
- ¿Pero qué hay de malo entonces? ¿Por qué me alejaste así de ti?
Él se revolvió el cabello, impaciente.
- Porque no puedo dejar que te mezcles conmigo.
- ¡Pero yo sí quiero! - lloró ella, frustrada.
- No sabes lo que eso significa, Beth - dijo él queriendo ser suave, pero el tono resultó duro y cruel -. Las miradas, las murmuraciones... ya tuviste una muestra esta noche...
- ¡No fue nada! - estalló ella.
- Sí - concedió él -, no fue nada. Pero piensa en soportarlo todo el tiempo, cada día, vayas donde vayas, porque estás conmigo o asociada a mí. [...] Te deseo, Beth, y te quiero. No puedo explicarte todo lo que te deseo -. Ansió poder detenerse allí, pero se endureció y siguió hablando -. Pero te quiero lo suficiente como para desear lo mejor para ti. No puedo permitir que hagas el ridículo y cometas una equivocación, y Dios sabe que enredarse conmigo sería un error terrible para ti.
- ¿Quién eres tú para decidir lo que puedo o no puedo hacer con mi vida? Si deseo cometer ese error - escupió la palabra -, ¿cómo piensas detenerme?
- Encontraré el modo. Tendré que hacerlo. - Cruzó las manos y las hundió entre sus rodillas -. Debo impedirte que hagas un desastre de tu vida como yo hice de la mía. Por tu propio bien.
Que recuerdos. Me había olvidado de la historia y estos fragmentos me la recordaron. Gracias por tu trabajo que me permite recordar porque nació mi pasión harlequinera
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