✨ ¡Hola! Hoy quiero presentarles otra novela en esta sección: “Para bien o para mal" de Linda Randall Wisdom, publicada en la colección Violena en 1987.
La historia comienza con la entrevista laboral de Jenny, la protagonista, con John “Mac” MacMasters, dueño de una empresa constructora, para postularse como contadora. En su empleo anterior, Jenny debió renunciar tras rechazar las insinuaciones de su jefe, lo que vuelve especialmente significativa esta nueva oportunidad.
Desde el primer encuentro, Mac queda cautivado por ella y decide contratarla, aun cuando resulta evidente que son polos opuestos: Jenny es sofisticada, graduada universitaria, mientras que él es un hombre de gustos sencillos que ni siquiera terminó sus estudios.
Y Mac le comunica a su secretaria una importante decisión que ha tomado:
"Una sonrisa tenue jugueteó en los labios de Mac.
- ¿Qué pensarías si te dijera que me propongo casarme con esa dama antes de que termine este año?
La expresión que mostró Sue, su secretaria, estaba llena de compasión.
- Once meses y once años, no haría ninguna diferencia en este caso. Ella es caviar y nosotros somos galletas baratas."
Obviamente, las chispas saltan entre ellos desde el primer día en que se conocen. Pero mientras Jenny intenta mantener las debido a lo ocurrido en su trabajo anterior, él intenta derribar una y otra vez las barreras que Jenny levanta para evitar enamorarse de él.
💖 ¿Qué me gusta de esta novela?
Los protagonistas que no se dejan avasallar. Son intensos, apasionados y decididos. Mac expresa desde el inicio lo que siente por ella y está resuelto a conquistarla pese a su reticencia, mientras que Jenny, cuando las diferencias parecen pesar demasiado, demuestra firmeza en su amor y en el maravilloso futuro que pueden construir juntos.
📖 Para cerrar, les comparto un fragmento de la novela:
Mac resultó ser una compañía muy agradable. Le comentó a Jenny que había almorzado y cenado muchísimas veces en ese sitio cuando sólo era un obrero de la construcción.
Al dar un mordisco al emparedado con ají, encontró que Mac había sido más que exacto en la descripción que hiciera sobre la comida. Las variadas y abundantes especias atacaron sin piedad las papilas gustativas de su lengua. Luchando denodadamente para que las lágrimas no rodaran por sus mejillas, bebió de un trago la gaseosa que había pedido.
-¿Cómo está su boca?- Mac sonrió mientras daba un gran mordisco a su segundo emparedado y tomaba un gran puñado de patatas fritas para llevárselo a la boca.
-Debería culparlo por incendiario- replicó ella con voz ronca.
Permanecían sentados en el rincón sin percatarse de que eran observados por los demás ocupantes de la cafetería. Formaban una pareja agradable aunque ciertamente muy incongruente: él vestido con ropa de trabajo llena de polvo y ella con ese aspecto de modelo de alta sociedad. También veían una chispa entre ellos que no podían perder los espectadores.
Alzando su mirada hasta los anchos hombros y la figura fornida del hombre que la acompañaba, Jenny intentó imaginarlo en un terno elegante y con corbata, pero por más que se esforzó, la imagen no se materializó en ningún momento.
-No funcionará- dijo Mac con una sonrisa.
-¿Qué es lo que no funcionará?- ¡Otra vez le había leído los pensamientos! No había creído que su rostro fuera tan franco!
-Imaginarme vestido con un traje. Camisas y corbatas no se mezclan conmigo. Si hubiera alguna forma de manejar mi negocio en las locaciones sin necesidad de pasar un minuto en una oficina, lo haría. No soy un amante de los escritorios. Soy un hombre que necesita estar al aire libre, y la única manera que tengo para hacerlo en forma segura para el negocio es mantener un personal capacitado en mi oficina. También podrías conocer la razón por la que he depositado tanta confianza en tu persona: es tu impecable foja de servicios y por las referencias, también excelentes.
-Para una mujer- murmuró Jenny con sorna.
Los ojos de Mac se centraron en la curva de los senos, visible debajo de la blusa de seda.
-Admito libremente que ése es un hecho obvio, pero aun eres una excelente contadora o yo no te habría contratado. - La expresión solemne de tu rostro respaldó esa afirmación.
-¿Es por eso que usas barba? ¿Porque parece pertenecer más a la vida al aire libre que a una oficina?
Mac se acarició la barba oscura atrayendo la atención de Jenny a sus dedos largos y finos. -Usar una no le hizo daño a Lincoln y, además, mantiene la cara caliente en invierno.
-Seguro, uno nunca sabe cuándo puede presentarse una nevisca por estas regiones - dijo ella, seca.
-No, pero para algo así prefiero una mujer bien dispuesta.- Ese comentario terminó la conversación en forma muy efectiva.
-Si deseas estar de regreso para la una, será mejor que nos marchemos ya -dijo Mac mirando su reloj.
Una vez afuera, ayudó a Jenny a subir a la cabina del camión, y lo rodeó para subir de su lado. Ella se reclinó en el asiento sintiéndose deliciosamente satisfecha.
-Después del ají y de las cebollas no me atreveré a acercarme a nadie por temor a destruirlo. - Jenny rió.
Un pulgar y un dedo índice tomaron la barbilla de la joven y le hicieron volver el rostro a un lado. Jenny quedó como hipnotizada por las luces púrpuras que bailaban en los ojos azules.
-No te preocupes, yo puedo manejarlo. Yo no soy cualquiera - susurró Mac mientras su boca descendía sobre la de ella y le pasaba la punta de la lengua por el contorno de sus labios.
Este no era un beso ordinario y lo comprendió de inmediato. No estaba dirigido a atormentarla o a explorar nada. Era un beso que prometía mucho más que la desafiaba y exigía una respuesta profunda. Ella no había esperado que la barba de un hombre fuera tan suave y sensual y tan curiosamente reconfortante.
Jenny no estaba exactamente segura de cuándo Mac había desprendido los botones de su blusa y había introducido su mano debajo del sostén de encaje. Un calor intenso parecía irradiar del cuerpo de Mac quemando el suyo.
Los dedos de Jenny acariciaron los hombros fornidos. Ella podía sentir el juego de los músculos bajo su exploración sensorial. Deslizó la palma de su mano hasta encontrar sin equivocarse el punto sobre el corazón de Mac. Cuando por fin, él se retiró, ella no pudo dejar de escuchar el sonido entrecortado de su respiración.
-Personalmente, considero que el ají sabe mucho mejor sobre tus labios que en los emparedados. - La voz sonó mucho más ronca de lo habitual.
🔗 Si quieren conocer más sobre esta historia, pueden consultar su ficha completa en nuestro sitio web:
🗂️ Para bien o para mal - Linda Randall Wisdom
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